jueves, 20 de septiembre de 2007

“El Señor de las tinieblas”


http://www.la-redo.net/?p=6009

Cuando empecé a escribir acá, desde un primer momento pensé que debía hacerlo sobre el único presidente de facto que queda en la Argentina, aunque el problema era cómo encarar dicho post. Por un lado estaban las pruebas fehacientes de semejante hijo de puta, y por el otro se encontraban los peores rumores, esas historias sobre tan siniestro personaje que en Rosario se convirtieron en leyendas. Por eso es que voy a tratar de resumirlas, basándome en hechos que me tocaron de cerca, y es el gran sustento de tanta impunidad: su relación con los medios.

A mediados de la década del 90, de la mano de Carlos Menem, el Grupo Uno de Mendoza (presidido por los “nenes” Vila y Manzano, entre otros) se hicieron con el Diario La Capital, indudablemente la “máxima autoridad” en opinión pública de la ciudad. Paralelamente, Orlando Vignatti (de quién también se podría escribir un libro) fundaba el diario “El Ciudadano”, quien a la postre sería el único medio gráfico que llegó a hacerle sombra al Decano de la Prensa Argentina.

López, cuando más tambaleaba la hegemonía de La Capital, en 1998, acuerda con Vignatti la publicidad de su diario en la camiseta rojinegra. El “combo” que conformaban El Ciudadano y Cablehogar (que ya estaba en el pecho de Rosario Central), caminaba firme hacia la destrucción del centenario periódico. Sin embargo, el mismo lunes en que Newell’s iba a estrenar la nueva inscripción en su remera y con Vignatti en el palco oficial al lado de López, dispuesto a disfrutar de su triunfo, ocurrió la primera y gran “traición mediática”. Los jugadores del Parque aparecieron en el campo de juego con una camiseta sin publicidad. Dicen que Orlando se levantó de su butaca y entre insultos y amenazas, prometió seguirla en los tribunales.

Para cerrar esta historia, a Newell’s le costó varios jugadores el acuerdo. ¿Pero qué había ocurrido en el medio?. Sencillo, López que había sufrido los “aprietes” permanentes del anterior dueño de La Capital, el olvidado y olvidable “Bocha” Lagos, gran extorsionador, que llevará sobre sus espaldas el “mérito” de haber firmado el certificado de defunción de una tradición familiar (Ovidio Lagos sigue revolcándose en su tumba), había recibido una oferta de Vila y Manzano y no dudó. Lo “cagó” a Vignatti y firmó un ventajoso acuerdo con La Capital, que aseguraba, entre otras cosas, protección total. Se dice en Rosario que el “muerto no está muerto hasta que no aparece en La Capital” y López, que acuñó una frase inolvidable “dos tapas de La Capital pueden tumbarme”, aprovechó la oportunidad que le brindaban los “entregados” Vila y Manzano.

Esa jugada de los mendocinos culminó luego con la creación del Multimedios La Capital, donde Orlando Vignatti, quien con su humilde El Ciudadano estuvo a punto de tumbar al Decano (vendía más diarios), pasó a ser uno de los socios, con el 40% de las acciones. Sin dudas que al peronista Vignatti (hizo su fortuna en los distintos gobiernos justicialistas de la provincia, habiendo arrancado como chofer de un candidato a gobernador, Luis Rubeo), las luces de La Capital lo subyugaban y no le importó sentarse a la misma mesa con Eduardo López, quien hoy, paradójicamente, se adueñó de El Ciudadano y trasladó la Redacción a lo que antes era su bingo Montpartnasse. Vignatti compró además porcentajes de los pases de Steinert, Villar, Belluschi, Rosales, Scocco, Formica, Garay, Bernardello, entre otros, aunque López le paga cuando quiere. El fuerte hombre de extracción peronista y bolsillo capitalista, suele decir que “Rafael Bielsa es un invento mío, pero si gana (la gobernación) no quiero que lo meta preso a López porque si no nunca cobraré todo lo que me debe”.

Cabe agregar, que López con el tiempo fue dominando todos los medios masivos de la ciudad, como LT3 (dueño hasta el año pasado y actualmente del Multimedios La Capital), La Red Rosario (propiedad del Multimedios La Capital), o los programas deportivos de mayor audiencia, como el radial “Estadio 3”, en el que a uno de sus conductores, Marcelo Lamberti, lo hizo intervenir de urgencia en uno de sus dos hospitales, el Americano (y en el otro, Sanatorio Laprida, hizo hospitalizar bajo nombres falsos a los barras baleados en estas últimas semanas, el Pimpi Caminos y Lalo Latorre), y similar es el caso de Marcelo Ramirez, conductor de “Fútbol y Algo Más”, único programa al que rara vez asiste, que le facilitó un transplante de hígado que salvó su vida.

Ni Voldemorts, ni Darths Vaders, y ni siquiera los más reales Corleone u Marsellus Wallace, Eduardo López, es sin dudas el señor de las tinieblas rosarino. Se mueve en hoteles cercanos a sus oficinas de San Lorenzo casi Entre Ríos, en el segundo piso de su ex Bingo. Aunque parezca mentira, cuando pasea por las noches en uno de sus autos importados con Liliana Puccio (Jueza de Faltas N 1 de los Tribunales de Rosario), lo hace con total impunidad. Allí se lo ve con un cigarrillo en la boca y a ella, más buena que nunca. A la doctora se la robó a un ex dirigente de Rosario Central (y se dice también, ex Vesco y Omar Palma) y también afirman sus conocidos que la cela permanentemente. Llega, inclusive, a vigilarla debajo del edificio donde habita. La Puccio (a quien se la solía ver visitando una garita de Villa La Lata, sabida por todos como lugar de narcotráfico y en su propio auto con chapa del juzgado) no es el único eslabón que le permite acallar a la Justicia. Ya que su principal aliado es el doctor Mauricio Nudemberg, el verdadero poder detrás del poder. El abogado es una luz en tribunales y proviene del Estudio Cerrutti, de donde surgieron los avales para la mayoría de los actuales jueces rosarinos, todos pergeñados por el gobierno peronista de Reviglio y Vanrell (finales de los ‘80).

López, un soldado disciplinado de Astiz y la Esma, tiene fuerzas de choques distribuídas estratégicamente en las tribunas del Coloso para acallar a quienes reclaman o están en contra de su gestión, estos barras bravas hoy tienen la concesión del Estadio Cubierto de Newell´s y además manejan las inferiores junto a Sergio Omar Almirón.

Como en nuestra última dictadura, en Newell’s reina el miedo y el silencio. Este aprendiz de Videla y Massera se apoderó de las almas y las gargantas de los rojinegros. Y si no son suficientes métodos antidemocráticos como los aprietes de los barras, el poder de todos los medios comprados en Rosario (ahora también Canal 3 y Radio Dos) y los jueces silenciados, López apela a su billetera, porque como a él le gusta decir “yo compro silencios y palabras”.

El señor de las tinieblas le temía sólo a La Capital, eso lo tiene controlado. El otro temor que le envolvía era la gente, pero sabe perfectamente que mientras el equipo zafe del descenso y gane (como ya ocurriera) un campeonato, y Central siga hundido en las peleas internas de dirigentes pelicanescos, nadie exigirá que se retire de su cargo. Sólo D11oS sabe cuándo terminará su mandato.

A los ya mencionados hospitales, se pueden atribuirle también, tres estaciones de servicio, una farmacia que lleva su apellido en calle San Lorenzo y Entre Ríos (pleno centro), más cuantas cosas más que dudo nos enteremos, aunque el declare libremente lo que quiera.

En el reino de la impunidad y el terror, López es el rey. Para él, democracia es mala palabra y que la gente se exprese libremente es un pecado. Nunca nadie en Rosario, excepto en épocas de dictadura, tuvo tanto poder en sus manos y manejó el poder propiamente dicho (judicial, legislativo, ejecutivo y también periodístico).

Ah…y si algo faltaba, se puso bajo el ala protectora de Julio Humberto Grondona. Al pope de AFA le hizo ganar mucha plata manejándole varios negocios paralelos, que por supuesto surgieron gracias al fútbol, como así también a Mauricio Macri.

Hay más mucho más para agregar, como sus cuentas de lavado o el sinfín de rumores de que por fin terminará preso, aunque nada lo despeinó aun.

Pero, si cayó el Muro de Berlín y hoy los cuarteles están en silencio, también se acabará la tiranía de Lopecito. Esperemos que no sea demasiado tarde…

Qué quedará del glorioso Newell’s Old Boys, otrora mayor proveedor de jugadores a la selección, (entre otros orgullos) y ahora por primera vez sin siquiera ningún campeón sub 20 en el plantel, nadie lo puede saber… Sólo él, Eduardo J. López, sabe si la lepra permanecerá de pie o lo dominarán las sombras que dejará el Señor de las Tinieblas.

| Posteó floyd felagund @ 8:09 am en Fútbol local, Opinión, Dirigentes

http://www.la-redo.net/?p=6009