SEBASTIAN SANCHI ssanchi@ole.com.ar
¡Qué Navidad amigo leproso! Por fin tenemos un fin de año pleno de felicidad. Claro que no será como el de 2004, pero éste es otro presente y el triunfo de anoche se festeja como un campeonato. El equipo dio muestras de madurez y sobre todo de entrega. Dejaron la vida en la cancha, pelearon cada pelota como se debe pelear en este momento y demostraron que acá sobran huevos para quedarse en Primera. Y, cómo lo dije luego de perder el clásico: Ñubel no se va. A propósito: ya los pasamos y ahora hay que alejarse. La música de sus parlantes cada vez se oye más lejos.
Por último, vamos a pelear por lo que nos corresponde. El 11 de diciembre se cumplen 13 años de aquella tarde en la que López ganó las elecciones, asumió el poder y se hizo cargo de un club con cinco títulos y una cantera inagotable de jugadores. Hoy la realidad indica que esa cantera es cada vez más flaca, que los títulos se cambiaron por violentos y el club le cerró las puertas a sus socios. Por eso el 11 tenemos que estar todos para jugar el último partido del año. Será en la plaza San Martín de Moreno y Córdoba. Juntos vamos a salvar a Ñubel. Qué los triunfos no tapen el objetivo.
